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TODOS IGUALES, TODOS SOMOS EMPRESA

Actualizado: 21 dic 2019

Desde la persona que día a día nos alegra la vida con un café en el escritorio hasta el Gerente, todos somos iguales, todos somos empresa.

Todos estamos en el mundo para servir y en ese sentido debemos tener claro el concepto de lo que significa ser Contadores Públicos y la razón por la cual existimos, la cual no es otra distinta al servicio en lo que nos atañe.

Recién acabo de ver una escena terrible en el Park Way donde un hombre de corbata le habló de manera inadecuada a una señora que vestía un delantal, ese mismo delantal que en presencia mía y de otros transeúntes le recordó haber tenido que comprárselo por requisito legal y que lo mínimo que debía hacer era lavarlo, tenerlo limpio... No quiero más problemas la verdad, sentí el impulso de arrojarle a su humanidad la botella de agua que recién había comprado y recordarle lo miserable que debía ser su vida para tener que humillar en la vía pública a aquella mujer que por avatares de la vida se dedica a realizar el aseo y seguramente otros servicios en esa empresa, soportando este tipo de tratos.


En alguna oportunidad trabajé en una empresa donde varios de mis compañeros tenían un tipo de trato similar con la mujer que colaboraba con estos oficios y la verdad cuando esto sucedía, yo prefería guardar silencio pero me mordía los labios de la rabia, en parte porque en esa empresa yo era el que le cargaba el maletín al auxiliar del asistente del asistente del asistente. No obstante, un día el jefe decidió darle un periodo de vacaciones completo a la mujer y en su reemplazo no contrató persona alguna. Al comienzo nadie la extrañó pero con el pasar de los días cuando las cestas de los baños parecían vasos de cerveza pero no rebosantes de espuma sino de papel higiénico sucio que ya no cabía en ellas, la gente comenzó a extrañarla. Debo decir que era desagradable entrar a los baños de la oficina en esos días y yo personalmente prefería no comer ni beber mucho para no tener que hacer uso de ellos, hasta que las personas se cansaron de la situación y decidieron decirle al jefe que por favor contratara alguien o que hiciera algo porque la situación era insostenible.


Lo que pasó fue increíble y lo resumo en una frase: “Hasta la persona que no deberíamos mirar por encima del hombro es importante para toda sociedad, podemos resultar nadando en mierda si no le damos la importancia y el lugar a las personas que día a día nos ayudan en aquello que muchos de nosotros consideramos poca cosa”.


¡Qué enseñanza! No me enorgullece aceptar que no lo hacía de la mejor manera pero desde entonces cuando corría el año 2004, decidí comenzar a tender adecuadamente mi cama, es que no se me quita ningún pedazo si hago eso o si lavo un plato o si lavo un baño o si barro o trapeo, mi papá lo hacía, mi mamá lo hace y desde entonces yo también lo hago y hasta cocino; ojo que esto no tiene nada que ver con los desafortunados colegas que bien sea porque son obligados a hacerlo o porque lo hacen en aras de conservar sus empleos, hasta el tinto le hacen a sus jefes.


La moraleja entonces es que somos todos exactamente iguales e importantes tal como lo es nuestro rol en la sociedad, así que humildad al actuar y cordialidad en el trato. Para los que creemos tener enemigos que a la postre no lo son, también podemos trabajar en esto… ¡Yo ya lo estoy comenzando a hacer!.

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