Todo partió del "lapsus estúpidus" generado por una depreciación.
Ocurre en muchas organizaciones que se presente cierta confusión conceptual y práctica a la hora de referirse a los presupuestos y a los flujos de caja.
Suele vincularse el presupuesto a la proyección del resultado contable de las empresas, bien sea la utilidad o la pérdida, el excedente o el déficit, utilizando fielmente todos los factores que componen el estado de resultados y someterlos a un seguimiento periódico para determinar su nivel de cumplimiento.
Por su parte, el flujo de caja se usa para determinar la disponibilidad de recursos de efectivo para atender la operación de la organización, tomando como base los recaudos de ventas, las salidas vinculadas a gastos e inversiones efectivamente pagadas, así como la proyección de estos mismos factores en el tiempo; sin duda, una herramienta bastante útil a la hora de tomar decisiones que pueden afectar la liquidez y el endeudamiento organizacional.
La confusión conceptual se vuelve evidente cuando se utiliza exclusivamente el término "presupuesto" para la proyección del resultado contable de uno o varios periodos, pasando por alto que "presupuestar" es un verbo que involucra una acción y que es posible presupuestar no solamente los resultados, sino también los flujos de caja futuros, luego ese tipo de presupuesto de flujos de caja correspondería al mismo ejercicio de proyección de un flujo de caja en el tiempo.
La magia que evita tal confusión es colocarle un apellido a las cosas y no solamente la estandarización de la terminología y la práctica presupuestal para la proyección de lo que muchos aún denominan "PYG", sino la apertura de la técnica presupuestal a más posibilidades, como el presupuesto pormenorizado de actividades vinculadas a proyectos, el presupuesto de horas de uso de un activo dispuesto para la producción y también, el presupuesto de flujo de caja.
El flujo de caja en el sentido mismo de su precisión, funciona con datos históricos como un compendio de entradas y salidas de efectivo que a la postre componen mi saldo disponible actual, sin embargo, es posible proyectarlo o "presupuestarlo" para ser utilizado como herramienta de previsión de flujos futuros que puedan ser tomados para la toma de decisiones corporativas.
Sugiero la lectura de los tipos de presupuesto de acuerdo a su contenido, forma, método de cálculo y demás, donde seguro se pueden encontrar bastantes claridades conceptuales que conducirán seguramente a una mejor utilización de esta herramienta.
Ahora, póngale un WhatsApp a su jefe y dígale que deje de referirse a esa cosa con la que lo tiene trasnochando e intranquilo, solamente como "Presupuesto"... y de paso explíquele la razón por la cual las depreciaciones no van en el flujo de caja.
PD. Flujo de Caja es diferente a Estado de Flujo de Efectivo. Continuará...
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