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"ME PONGO LA CAMISETA, PERO MI TIEMPO VALE"

Actualizado: 26 dic 2022


Solía trabajar de 7:30 de la mañana a 5:30 de la tarde y procuraba ser bastante cumplido porque mi jefe era de los que castigaba con cantaleta cuando llegaba a las 7:32 de la mañana y disparaba indirectas bastante ofensivas cuando cumplía lo pactado en el contrato laboral y abandonaba las instalaciones de la empresa a la 5:30 de la tarde.


- "En contabilidad uno sabe a qué hora inicia la jornada de trabajo pero no a qué hora termina" - La frase que más escuché en mis dos años de trabajo en aquella empresa y que estuve a punto de estampar en una camiseta blanca para que jamás se me olvidara que cuando trabajas en contabilidad te condenan por llegar un poco tarde pero pocas veces te agradecen o reconocen cuando dedicas más horas de las contratadas para llevar a cabo las labores contratadas.


Esta no es una oda a la depresión del trabajador contable, tampoco busco que rueden lágrimas por las mejillas de aquellos que lean estas palabras, pero definitivamente permitimos que el sistema nos sumergiera en un círculo vicioso que nos condujo a creer que el que más trabaja es el que más horas dedica al trabajo en el día, que el campo de acción de nuestra profesión es "todo aquello que nos compete y también lo que no nos compete porque debemos apoyar a la administración en lo que huela a número, impuesto, formulario, trámite, etc". Lo más triste es que esto que parece ser la descripción de un molino de carne humana, es disfrutado por muchos, dentro de los que personalmente me incluyo pero siempre y cuando exista una justa remuneración tanto para lo contratado como para lo adicional.


Hablar de horas extras o incluir en una conversación la frase "Esto no está dentro de mi contrato", parece ser la afrenta más grave que uno de nosotros puede lanzar contra un jefe o un cliente... ¡Increíble! Somos aquellos que hacemos cumplir las normas pero cuando exigimos que sean cumplidas hacia nosotros, pasamos a ser villanos.


Héroe o heroína sin capa, tú que me estás leyendo, probablemente vas a pensar que no amo la profesión, que soy un desagradecido o que simplemente estoy llenando de malas ideas a quienes vienen atrás.... Pues respecto a eso puedo afirmar que quiero y respeto mi oficio, que agradezco todo lo que me ha dado y definitivamente busco que exista respeto entre colegas y buena parte del respeto parte de ti... ¡Si, de tí!. Basta ya de remunerar mal a tu auxiliar contable, no le recargues innecesariamente de trabajo, déjalo en paz los fines de semana, págale la dotación, no le hagas chistes estúpidos cuando se para de su silla a las 5.30 pm, ¿No ves que tiene que estudiar para prestarte un mejor servicio a ti y a tus clientes? ¿No pasaste por ahí acaso?.


Camiseta puesta, pero con una justa y oportuna remuneración, anteponiendo un excelente servicio o la camiseta no nos queda buena. ¿Pero qué pasa por la mente de la contraparte? Ya la veremos.


He sido testigo de jefes y clientes que argumentan que las bajas remuneraciones hacia sus contadores se deben a que desde la contabilidad no se generan ingresos para el negocio y que por el contrario representan un gasto y que se le debe sacar el mayor provecho posible a quienes ocupen esos cargos. Bien, pues ese es un argumento que se puede debatir y replantear si consideramos que el hecho de evitar sanciones, multas y demás situaciones engorrosas son un mecanismo que impide la fuga de efectivo gracias a las labores de control y prevención que se realiza desde los departamentos contables, así que nuestro aporte al éxito de las organizaciones se fundamenta en ello. ¡Generamos ingresos! Que nunca nadie nos diga lo contrario... ¿Les parece poco tener puesta esa camiseta tan importante?.


Saludos, colegas que tienen la camiseta puesta y que se sintieron identificados, ustedes deciden cuánto vale ponérsela o si es más rentable quitársela.







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