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EL SALARIO MÍNIMO

Para mi gusto, una unidad de medida, para otros, una unidad de remuneración real.


Jorge sale todos los días a las 4 de la mañana de su casa ubicada en un barrio periférico donde el servicio de transporte es un poco difícil.


Han pasado pocas horas desde el comienzo de un nuevo día y mientras muchos no tienen ni la más mínima intención de levantarse de sus camas, nuestro héroe de turno ya ha dejado lista la lonchera de su hija menor y el almuerzo de su hija mayor que pronto terminará la secundaria.


No es una vida fácil la de Jorge, han pasado tres meses desde que su esposa fue despedida de una casa de familia donde llevaba a cabo labores domésticas y la familia sobrevive gracias al salario mínimo que devenga como guarda de seguridad en una empresa de consultoría que está ubicada del otro lado de la ciudad.


Números y proyecciones pasan por la cabeza de Jorge mientras pasan las casi tres horas de viaje que lo separan de su lugar de trabajo; y es que pagando la pieza donde vive incómodo con las tres mujeres de su vida, velando porque nunca se vayan a la cama sin comer, teniendo que pasar cerca de 6 horas diarias en medios de transporte, pagando servicios públicos e invirtiendo en vestimenta sencilla, el salario mínimo le es totalmente insuficiente. No obstante las dificultades, Jorge sonríe cuando piensa que el verdadero Ministro de Hacienda es aquel que logre descubrir la manera para sobrevivir con un salario mínimo en este país teniendo que velar por alimentar cuatro bocas incluyendo la propia.


Ayer presencié una escena escalofriante cuando una mujer muy bien vestida se detuvo a comprar un jugo de naranja cerca de mi lugar de trabajo. Tras probarlo, lo regó en el pasto argumentando su acidez, pagó de mala gana y luego se fue. Puede pensarse que no se pierde mucho al regar un jugo de naranja, pero hay que valorar las oportunidades que nos da la vida porque ese sencillo jugo de naranja es un lujo para alguien que maneja un presupuesto como el de Jorge.


El salario mínimo en Colombia es insuficiente para la satisfacción de las necesidades básicas de un individuo y es aún más insuficiente cuando se convierte en la única fuente de ingresos de una familia compuesta por más de dos personas.

He sido atacado por economistas cuando me atrevo a proponer el salario mínimo como un indicador de medición y no como el salario efectivo con el que deba ser remunerada una persona. ¿Por qué? Porque muchos empresarios utilizan naturalmente el salario mínimo como factor de remuneración y no están infringiendo normatividad alguna, sin embargo en lo personal considero que no existe ningún trabajo que merezca ser remunerado con esa suma de dinero tan mísera.


Discusiones van, discusiones vienen, que si se incrementa demasiado generará un efecto inflacionario adverso para la economía en general porque el empresario recuperará su sobrecosto vía incremento de los precios, que ahora vienen los gurús de las finanzas personales que en su mayoría son niños y niñas yuppies que viven subsidiados por sus padres y no padecen de necesidad económica porque siempre cuentan con el amparo progenitor y se atreven a asesorar en finanzas a aquellos que sí deben sobrevivir con ingresos menores o enfrentar deudas reales… y mientras que todo esto ocurre en la internet, Jorge sigue trabajando con amor, atesorando cada peso, invirtiéndolo adecuadamente y velando porque su familia salga adelante y que esto no le implique ir a la cama con el estómago vacío.



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