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EL RETO: INFORMAR AL CLIENTE SOBRE UNA SANCIÓN


Existen tres aspectos en los cuales considero que las universidades deberían hacer énfasis a la hora de diseñar sus planes de estudios: Hermenéutica, mercadeo y psicología.


El mercado necesita profesionales que sepan leer, con habilidades para vender de manera asertiva sus productos o servicios y que aprendan a manejar sus emociones y las de los usuarios de sus servicios cuando llega el momento de abordar las situaciones comunes de la cotidianidad.


En el camino del ejercicio profesional encontramos retos diarios, donde la gran mayoría se encuentran orientados a contenidos técnicos que requieren de la rápida y acertada toma de decisiones, pero como seres humanos que somos debemos tener la plena conciencia de que no somos infalibles y que existen riesgos inherentes a nuestras acciones, tales como olvidos, decisiones incorrectas y el abordaje de situaciones que no tienen nada que ver con nosotros sino con aquellos que estuvieron allí antes.


El miedo al fracaso y al señalamiento es algo que debemos aprender a manejar. De nada servirán las largas y extenuantes horas de trabajo cuando llega el momento de reportar una situación que lleva a sanciones económicas por errores nuestros o de nuestros colegas antecesores. Quienes hemos trabajado en auditoría, sabemos que existen riesgos inherentes al ejercicio de las actividades propias del Contador, los cuales deben ser tomados en cuenta pero que no tienen que llevarnos a un estado de relajamiento constante, pues existen maneras para mitigarlos y minimizar su posibilidad de ocurrencia.


El colega se acerca y me dice que recibió una contabilidad en el año 2020 y mientras revisaba con el colega saliente una serie de situaciones que no eran claras en los estados financieros, cometieron el error de tomar como referencia una resolución equivocada (de dos años atrás) para la determinación de la fecha de envío de la información exógena del año 2019. Bueno, cuando lo notaron ya había pasado el tiempo límite para la empresa y simplemente realizaron la transmisión extemporánea mediando entre ellos dos un código de silencio reforzado quizá con novenas rotativas al Señor de los Milagros de Buga.


No es claro si la DIAN no cree en el Milagroso de Buga o si quizá en medio de tantas peticiones recibidas diariamente por nuestro señor, la de nuestro colega no haya sido tomada en cuenta o se haya traspapelado con otra, pero a la empresa llegó el correo electrónico del ente de fiscalización indicando que se realizó una presentación extemporánea en el año 2020 y el sistema no reporta el pago de la sanción respectiva.


Ustedes no me lo van a creer pero este man ha estado incluso buscando tiquetes en el portal de Kayak, pasando por reunir documentos para solicitar un crédito de libre inversión y hasta ha puesto su auto (Chevrolet Corsa Evolution 2007) en tucarro.com , pues presiente que la reacción de la gerencia no será la mejor y hasta tendrá que pagar todo o parte del valor que esta mañana le socialicé. Ustedes saben, tras aplicar el Artículo 651 del Estatuto Tributario, luego pasar al 640 del mismo libro (O pandecta para los gomosos del Derecho Romano) y depurar la base finalmente en lo referente a la duplicidad de la información, nuestro colega tiene 37 millones de razones para estar más que preocupado.


Entre las múltiples cosas del quehacer diario, las interminables discusiones entre la DIAN y los contribuyentes sobre la forma adecuada de transmitir las cesantías y los intereses sobre las cesantías en la nómina electrónica de diciembre, la inminente llegada de las juntas directivas, asambleas, cálculo y presentación de la declaración de renta, reportes a entidades de control, actualización del para muchos inútil registro mercantil, información exógena y demás... ahora nuestro colega debe sacar un tiempo para entrar en la oficina del gerente y dejar esta granada de fragmentación sobre su escritorio, teniendo claro que salir corriendo no será nunca una solución.


Los problemas de dinero, se solucionan con dinero... es la máxima que se debe tomar en cuenta en este caso... además, la empresa no tuvo la culpa de lo ocurrido y jamás les fue notificada esta acción, nadie tiene esta cifra en la cabeza, todo parece estar en contra y la única salida es decir la verdad, porque aunque tardía, alguna vez había que decirla y lo que suceda después ya formará parte de las consecuencias, el juego de las culpas, los señalamientos, los pataleos y la gran enseñanza de no volver a cometer ese error en el futuro.

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