Ayer me compartieron el link de un artículo de la Revista Semana que describe algunos detalles de la caída de una banda dedicada a la defraudación del fisco mediante la venta de facturas para la disminución del IVA, liderada por una persona de la tercera edad. El tema de la venta de facturas no es nuevo, ya lo hemos escuchado.
Antes de seguir adelante con la lectura, les comparto el link:
Ok, retomemos. Comenzaré siendo abogado del diablo porque no es un misterio que a nadie le gusta pagar impuestos, no consideramos como cultura el hecho que el estado "nos meta la mano al bolsillo" y tome una gran tajada del fruto de nuestro gran esfuerzo, máxime en un país donde reina la desigualdad y la corrupción; no en vano, muchos acuden a las acciones evasivas porque no toleran que esos recursos paren en los bolsillos equivocados en vez de ser destinados para lo que la teoría nos señala que deben ser destinados.
Saliendo un poco de la posición de abogado del diablo, es menester mío y de todos los que podemos tener algún tipo de manejo bajo,medio o avanzado del tema tributario, inculcar en nuestro entorno la cultura del tributo. Es necesario tributar, la historia nos lo enseña, desde sus orígenes, el tributo tuvo como objetivo el sostenimiento de ideas y actividades comúnes a las sociedades organizadas; llámalo diezmo, alcabala o como quieras, el tributo nos ha acompañado desde siempre y ha sido un elemento protagonista en el levantamiento de las civilizaciones.
Curiosamente, la imagen que adorna este corto artículo, representa a tres sujetos que a juzgar por sus atuendos, podría pensarse que se dedican a adueñarse de lo ajeno. El erario es el conjunto de bienes y rentas de propiedad del estado; por su parte, el estado es una organización común a todos, de todos y al que pertenecemos todos; entonces, si el erario pertenece al estado y a su vez todos formamos parte del estado, entonces esos bienes y rentas nos pertenecen a todos. ¿Por qué esta explicación algo confusa? Léela de nuevo y las veces que sean necesarias hasta que tengas el pleno convencimiento del poder que tienes como sujeto que pertenece al estado. Quizá eres rico y lo ignoras... o quizá tienes deudas que desconoces. ¡En fin!.
La evasión fiscal puedo definirla como el mecanismo fraudulento que evita que los recursos lleguen al erario, generando entre otras cosas estados de déficit fiscales que llevarán a que exista una carga tributaria creciente, porque la salida sencilla es que todos paguemos por los errores y omisiones de unos pocos. Volvamos a la imagen de los sujetos con cara de pocos amigos... no creo que existan niveles para caracterizar a aquellos que se adueñan de lo que no les pertenece, porque lo es el funcionario que hace mal uso del erario, el que se apropia de ellos utilizando su posición dentro del estado y también el ciudadano que evade impuestos, todos caben dentro del concepto, así como también los cómplices. ¡Ayayay, los cómplices!.
El artículo de la Revista Semana no solamente deja mal parado a un adulto mayor, sino al gran número de empresas que se encontraban dentro de esta estructura, pero también a sus cómplices, donde desafortunadamente debo mencionar que existe un gran número de colegas míos. ¡Qué mal!. Así como muchos día a día se quejan porque vociferan no haber estudiado entre 5 y 6 años a cambio de una paga relativamente baja en relación con las horas de dedicación y la alta responsabilidad que implica el ejercicio de nuestra profesión, hay que considerar que tampoco se estudió durante ese tiempo o más para formar parte de este tipo de estructuras dedicadas a la evasión.
Corresponderá a las autoridades competentes el juzgar y sancionar a los responsables, pero hago un llamado a la reflexión y a evitar caer en este tipo de "emprendimientos", si es que allí cabe la definición.