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¿CÓMO SE SIENTE RENUNCIAR?

Actualizado: 8 feb 2022


Es una situación que forma parte de la vida, al fin de cuentas nadie nace con objeto de la firma de un contrato laboral o de prestación de servicios.


En muchas ocasiones sentimos que la vida gira en torno a lo mismo, comenzamos con el paso del tiempo a sentir rechazo a lo cíclico, a lo que ya no genera conocimiento adicional o ese plus motivador. Algunas personas tienen la ventaja de poder hacer un alto en el camino, soltar eso que hace monótonas sus vidas y explorar nuevos horizontes; otras personas anhelan hacerlo pero las obligaciones financieras, familiares y personales no se los permiten y deben seguir en la labor de aguante.


Aplazar proyectos personales y dejar pasar oportunidades es muy común en algunas personas que temen al cambio y sienten aversión al riesgo; esto es más normal de lo que puede parecer, a todos nos pasa, a mí me pasa y para el caso de los Contadores se debe a que nuestro ejercicio profesional se basa en gran medida en el control y nos aterra no poder controlar aquello que genera incertidumbre hacia el futuro.


Otro aspecto a ser tenido en cuenta es el sentimiento de indispensabilidad. Sentimos que somos indispensables para el lugar donde trabajamos, ubicamos las fechas de vacaciones cuando creemos que no nos necesitarán y aún así no nos desconectamos porque suponemos que las organizaciones pueden derrumbarse sin nuestra presencia. Bueno, bien dicen por ahí que las instituciones están por encima de las personas, así que lo indispensable puede reducirse al capital, a la marca y a las ventas... no a usted.


¿Identificado?. Bueno. Llega el momento de algo que quizá nos enfrentará a nosotros mismos. Nuestros cerebros conciben el trabajo como la relación directa entre tiempo y productividad. El Contador del común suele utilizar las largas jornadas de trabajo, el exceso de tareas y el escaso o nulo tiempo libre para sentirse mártir y a la vez productivo, de tal suerte que no concibe que haya personas que generen ingresos con menor tiempo de dedicación... ingresos incluso mayores y con menores niveles de riesgo.


En alguna oportunidad intenté tomar un receso de dos semanas para vacacionar y a partir del día tres me sentí absolutamente inútil, pese a que disfrutaba de un tiempo de descanso remunerado. ¿Estaba loco?. No, no estaba loco, sencillamente mi cuerpo y mi mente estaban tan acostumbrados a las largas jornadas y al estrés que un tiempo de descanso era sinónimo de vagancia, de improductividad.


¿Qué se siente renunciar? Depende. No obstante, tenga siempre presente que la productividad no está relacionada con la esclavitud y que el dinero es posible conseguirlo pensando y no solamente en largas jornadas de dedicación a eso que al comienzo nos hace felices pero que con el tiempo podemos terminar odiando. ¡Es como un matrimonio!. De usted y de nadie más depende que su oficio se convierta en una manera agradable para solventar su corto paso por la vida y no en un grillete que le roba energía, salud y lo hunde en el mar del conformismo, convirtiéndolo en algo parecido a un vasallo.


¡Se me olvidaba! No se sienta mal si deja la profesión e inicia un emprendimiento que no tenga que ver con prestar sus servicios a otras personas... en últimas utiliza su conocimiento para usted y nadie más que usted lo sabrá apreciar.

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